Los límites ponen orden en nuestra vida. Si aprendemos a fortalecerlos, tendremos una idea más clara de nosotros mismos y de nuestras relaciones con los demás. Los límites nos permiten determinar cómo nos tratarán las otras personas. Cuando establecemos límites sanos podemos estar seguros de que nos protegeremos de la ignorancia, la mezquindad o la falta de consideración de los demás.
Una característica de los limites sanos es que son lo suficientemente flexibles como para permitirnos elegir lo que aceptamos y lo que excluimos. Podemos decidir excluir la mezquindad y la hostilidad, y admitir el afecto, la bondad y el reconocimiento.
"Donde terminas tú empiezo yo", Anne Katherine
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