...Ese día ofreció a los presentes el relato de un sueño.
-Imaginad que camináis lentamente por una carretera blanca que se prolonga hasta más allá del horizonte. Debéis llegar a una localidad lejana y el camino se hace difícil, casi imposible. La carretera se extiende ante vosotros, pero no lográis dar ni un paso.
De pronto aparecen en el cielo unas nubes bajas que envuelven la llanura en sombras y la carretera blanca desaparece. Os sentís desanimados, atemorizados, no sabéis qué hacer. No podéis volver atrás porque de repente se ha formado un río a vuestra espalda.
En la otra orilla hay una niña que os llama, os hace gestos para que crucéis. No existe otra posibilidad , de modo que decidís enfrentaros a la corriente.
Algunos no consiguen imponerse y son arrastrados a lo largo de kilómetros y kilómetros hasta que llegan a un pueblo completamente blanco. Entonces se dan cuenta de que es justo la localidad a la que debían llegar en el sueño y sonríen de felicidad.
Piensan en los que han vuelto atrás y tienen de nuevo ante sí la carretera blanca que se prolonga hasta más allá del horizonte.
Al final del relato, Nazareno recordó a los presentes que la decisión y el valor también son necesarios en los sueños.
Romano Battaglia, El buscador de sueños.
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